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"Índice de sostenibilidad de la belleza" de la UE: marcas de cepillos clasificadas según el respeto al medio ambiente de las cerdas
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- 2025-11-28 01:32:08
"Índice de sostenibilidad de la belleza" de la UE: cómo el respeto al medio ambiente de Bristle influye en el ranking de marcas de brochas de maquillaje
El recientemente lanzado "Índice de Sostenibilidad de la Belleza" de la UE está destinado a redefinir la industria cosmética, y las marcas de brochas de maquillaje ahora enfrentan una evaluación rigurosa basada en un criterio crítico: la ecología de las cerdas de sus brochas. A medida que el bloque intensifica sus esfuerzos para alinear las prácticas de belleza con el Pacto Verde Europeo, este índice emerge como una herramienta poderosa para impulsar la transparencia e impulsar a las marcas hacia una innovación más ecológica. Tanto para los consumidores como para los fabricantes, comprender cómo los materiales de las cerdas influyen en las clasificaciones se ha vuelto esencial para navegar en el nuevo panorama de la sostenibilidad.

Introducido a principios de 2024, el índice fue desarrollado por la Comisión Europea en colaboración con agencias medioambientales y expertos de la industria. Su misión principal es cuantificar la sostenibilidad a lo largo del ciclo de vida de los cosméticos, desde el abastecimiento de la materia prima hasta el embalaje y la eliminación al final de su vida útil. Si bien también se evalúan los envases y las huellas de carbono, las cerdas de los cepillos se han convertido en un punto focal sorpresa, gracias a su impacto ambiental que a menudo se pasa por alto. "Las cerdas son el corazón de una brocha de maquillaje y su cadena de producción (desde la extracción del material hasta los residuos) tiene un peso ecológico significativo", señala Clara Dubois, investigadora principal del Grupo de Trabajo sobre Sostenibilidad de Cosméticos de la UE.
¿Por qué cerdas? A diferencia de los productos fugaces para el cuidado de la piel, las brochas de maquillaje son herramientas a largo plazo, lo que significa que la durabilidad y degradabilidad de sus materiales afectan directamente la longevidad ambiental. La producción tradicional de cerdas, que depende de recursos no renovables o de abastecimiento no sostenible, ha sido durante mucho tiempo un punto ciego. El índice tiene como objetivo cambiar eso puntuando cinco métricas: intensidad de carbono (emisiones de la producción), circularidad (reciclabilidad o biodegradabilidad) y abastecimiento ético (bienestar animal, prácticas laborales).
Las cerdas sintéticas, que alguna vez fueron el elemento básico de la industria, ahora enfrentan escrutinio. Los filamentos de nailon o poliéster convencionales, derivados de combustibles fósiles, obtienen malos resultados debido a su alta huella de carbono y su lenta descomposición. Sin embargo, los productos sintéticos de origen biológico están cambiando las reglas del juego. Las marcas que utilizan cerdas hechas de polímeros de origen vegetal, como almidón de maíz o caña de azúcar, están viendo cómo se disparan sus clasificaciones. Estos materiales se biodegradan en ambientes marinos y terrestres en un plazo de 2 a 5 años, en comparación con los más de 450 años de los plásticos tradicionales, y reducen la dependencia del petróleo.

Las cerdas naturales, como el pelo de animales (por ejemplo, de cabra o de ardilla), presentan una mezcla de cosas. Si bien son biodegradables, plantean preocupaciones éticas: el abastecimiento no regulado puede implicar una agricultura inhumana o la deforestación para tierras de pastoreo. El índice penaliza a las marcas que carecen de certificaciones trazables y libres de crueldad animal, lo que lleva a muchas a recurrir a fibras naturales cultivadas en laboratorio o mezclas con materiales reciclados.
Las cerdas recicladas, una estrella en ascenso, están obteniendo las mejores calificaciones. Fabricados a partir de desechos plásticos posconsumo (por ejemplo, botellas de PET recicladas), estos filamentos reducen los desechos de los vertederos y requieren un 70% menos de energía para producirse que los plásticos vírgenes. Las marcas que aprovechan las cerdas de poliéster reciclado ahora dominan los niveles superiores del índice, y algunas incluso logran un "impacto neto de cerdas cero" al compensar las emisiones restantes.
Las clasificaciones del índice ya están remodelando el comportamiento de los consumidores. Una encuesta de la UE de 2024 encontró que el 68% de los compradores de productos de belleza ahora verifican los puntajes de sostenibilidad antes de comprar, y las marcas en el 30% inferior del índice han informado una caída en las ventas del 15%. Por el contrario, líderes como GreenBristle, que utiliza filamentos de plástico oceánico 100% reciclados, han experimentado un crecimiento de participación de mercado del 40% en los mercados de la UE.
De cara al futuro, el índice endurecerá los criterios para 2026, exigiendo que el 50% de los materiales de las cerdas sean reciclados o de origen biológico. Para los fabricantes, será fundamental invertir en I+D para filamentos de bajo impacto, como cerdas de micelio a base de hongos o sintéticos derivados de algas. "La sostenibilidad ya no es una opción", subraya Dubois. "El índice no se trata sólo de clasificar las marcas; está reescribiendo las reglas de cómo se ve la 'buena' belleza".
